Intento entender todo lo nuevo que me llega, que me pasa, más nuevo por el cómo que no por el qué. Rothko, Bach, Rostropovich, Dao, I-Ching, Chi Kung...mil estímulos que me llenan los ojos, los oidos, el corazón y que no se como gestionar la mayoría de las veces. Escucho intentando asimilar conocimientos, vivencias. Intento aprender, intento saber quién es, más allá del cv.
Observo, me descubro entre silencios ("callar es bastante acertado"), pausas que en ocasiones se me hacen eternas, me niego a leer entre lineas, si dudo, pregunto. Pregunto sin miedo a parecer, a sentirme "bbobba". Aprendo a contener, a pensar antes de responder (ejercicio antes impensable en mi).
Disfruto de una alfombra sin alergia, de la calidez del gris cuando se llena de notas. No pensar en el reloj.
De tal manera se ha instalado la pausa en mí que ni me reconozco. Antes nunca habría dejado un post por terminar. Me siento, escribo lo que tengo en la cabeza, busco una imagen que ilustre lo que digo y publico. Este post de hoy lo empecé ayer y no se si lo terminaré. Y no es que sea nada elaboradísimo, símplemente quiero escribir de la manera más exacta que pueda y sepa.
Estar "pas mal", que no bien. Desánimo crónico, que no lo es tanto.
Saber que ni un detalle es puro azar, ni la servilleta, ni la camisa, ni el jugar con las gafas, ni el deambular, nada.
Hablar de todo, de nada, de piscinas, de lo que ya no es, de lo que puede ser. Achuchones que cuestan, que no se dan. Evitar el roce.
Vuelvo pensando en qué me pasa, no termino de entender. En realidad, tampoco creo que sea necesario, sólo dejo que pase, que me pase siendo consciente de ello.
Cuando llego, el ritual siempre es el mismo, me estiro en silencio dejando que entre el aire por la ventana, los ojos abiertos aunque a oscuras, sonrío, dejo que llegue el sueño en el regodeo del pensar cuánto he aprendido hoy.
Vuelvo a poner el DVD de Rothko, queda tanto por descubrir...
