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No es que no me guste la navidad, es que me da más trabajo que otras épocas del año, debe ser por aquello que todo el mundo se acuerda de visitarte. Cada año me repito hasta la saciedad que el próximo no volveré a caer, pero recaigo sin remedio. Cocino para todo el mundo, hay quien se trae el "tuper" para llevarse lo que quede, si es que queda algo. Y la culpa de este desenfreno culinario es mi ego. Me encanta el "ummmmmm" de los comensales cuando están yantando, a veces ni como, sólo miro y sonrío y vuelvo a servir cuando están casi terminando el plato "quieres un poquito más?". Intento sorprender con algún nuevo platillo, y no nuevo por novedoso si no por innovador en los paladares que me acompañan y en mi mesa, casi siempre originario de alguna cocina maestra, con algún toque propio, por aquello de personalizar el plato. Ver como se termina el pan pq están rebañando. Los comentarios sobre mis virtudes culinarias y sobre mis secretos aderezos que jamás comparto (siempre viene a mi mente la frase del libro de Laura Esquivel "el secreto está en hacerlo con mucho amor"). Después de esta frase salta el graciosillo que cada año explica el mismo chiste:
-Cariño, dime algo con amor...
- ¡Amorfa!
Yo amenazo con no volver a compartir mesa con semejante individuo, y empiezan las risas otra vez. Intento estar acertada con el vino,casi siempre rioja y casi siempre tinto, a excepción de alguna vez que me rindo a los encantos del Chablis. Si no, un buen cava, muy frío, con pelaje fino y duradero, pq es ahí donde radica el sabor y el aroma.
Por suerte, siempre hay voluntarios y voluntarias para el tema del fregoteo, que en mi casa aun se hace a la antigua usanza, es decir, a mano.
El resumen es uno, me gusta cocinar, después me pasa factura a modo de dolorcillo de espalda o alguna molestia articular, excusa fantástica para volver a pedir hora a Narcís and Narcís, mis siempre queridos fisio .
La cocina me relaja y me fascina, más dsd que descubrí que se puede incluir entre las artes del flirteo y el cortejo. Al principio crees que no es más que un tópico, pero terminas por descubrir que, sin recurrir a la sofisticación, puedes transformar en afrodisíaco hasta un plato de callos. Pero eso lo dejo para otro post, que pasan de la 1 de la madrugada y estoy en el trabajo.
Felices y sabrosas fiestas a quien pase por este mi humilde blog :)